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Quiron Prevencion destaca la prevención de riesgos en las escuelas infantiles como una de las claves para un regreso seguro a las aulas

/COMUNICAE/

La empresa líder en salud ocupacional señala las principales amenazas que enfrenta el personal docente y ofrece alternativas para minimizar su impacto

Con el comienzo de septiembre, miles de niños y niñas regresan a las escuelas infantiles. Un entorno clave en las primeras etapas de sus vidas, ya que hasta los seis años contribuye a su desarrollo físico, afectivo, social e intelectual. Para potenciar este crecimiento, la figura de los docentes es clave porque son los encargados de gestionar y ejecutar las programaciones curriculares, a la vez que mantienen relaciones con las familias y el equipo educativo.

Sin embargo, Quiron Prevencion subraya que, en el desempeño de estas funciones, el personal docente se expone a distintas tipologías de riesgos que con una prevención adecuada pueden disminuir y, de esta manera, proteger su bienestar y el del alumnado.

En primer lugar, se encuentran los riesgos generales, más frecuentes en las actividades cotidianas escolares, como pueden ser las caídas por tropiezos o resbalones, los golpes con material o mobiliario mal ubicado, los cortes al utilizar materiales como tijeras durante las actividades, entre otros. Ante estas circunstancias, mantener el orden y limpieza en el aula es fundamental. Además, es de especial importancia prestar atención que los materiales escolares estén en buen estado y mantener una mayor vigilancia en las actividades que impliquen la manipulación de material punzante.

El uso constante y excesivo de la voz es otra de las problemáticas que enfrentan los docentes en su día a día, exponiéndose a enfermedades profesionales derivadas del esfuerzo vocal sostenido. En este sentido, tomar acción con medidas preventivas es imprescindible para minimizar el impacto en su principal herramienta de trabajo.  Para ello, es recomendable aplicar rotación de tareas que permita tener descansos vocales. El uso de recursos visuales, controlar las condiciones ambientales del aula y la hidratación adecuada también son de ayuda para mitigar posibles daños en la voz.

De esta manera, los docentes deben estar atento a signos de advertencia como la fatiga vocal, carraspeo o sensación de quemazón, y en caso de síntomas, acudir a un especialista para evitar complicaciones.

Riesgos biológicos, ergonómicos y psicosociales
Otro factor que enfrenta el personal docente, en las escuelas infantiles, son los riesgos biológicos debido al contacto constante con niños pequeños y la exposición a agentes patógenos como secreciones, heces y saliva durante tareas cotidianas como el cambio de pañales o la alimentación.

Para minimizar estos riesgos, Quiron Prevencion considera relevante implementar medidas como la ventilación regular de aulas, la limpieza y desinfección diaria de las instalaciones, el uso de guantes de látex para tareas que impliquen contacto con residuos biológicos, y promover la vacunación entre el personal. Además, se debe garantizar una buena comunicación con los centros de salud y extremar la precaución con el personal especialmente sensible, como mujeres embarazadas o inmunodeprimidas.

La manipulación manual de cargas, mantener posturas forzadas al interactuar con los niños, y la bipedestación prolongada también son factores de riesgo con los que lidian habitualmente los docentes y que pueden causar trastornos musculoesqueléticos. Para prevenir estos problemas, es crucial considerar la ergonomía al seleccionar materiales y equipos, optar por mobiliario ligero y fácil de mover, y evitar posturas incómodas. Asimismo, es esencial utilizar técnicas correctas al levantar a los niños, manteniendo la espalda recta y distribuyendo el peso de manera equilibrada.

En el apartado psicosocial, trabajar en educación infantil conlleva importantes retos emocionales que a menudo pasan desapercibidos. Los docentes deben gestionar diariamente la atención y cuidado de los niños, así como las relaciones con los padres, lo que añade una carga emocional considerable. A esto se suman factores como el exceso de responsabilidad, la falta de apoyo y la escasa posibilidad de crecimiento profesional. Esta acumulación de tensiones puede desencadenar en problemas graves como estrés crónico o el síndrome de burnout. Las consecuencias se manifiestan con agotamiento emocional, baja autoestima y aislamiento social.

Con el objetivo de combatir estos riesgos psicosociales, Quiron Prevencion propone la implementación de programas que trabajen la gestión del tiempo, el control de emociones y la relajación. Por otra parte, es primordial fomentar un entorno de trabajo colaborativo, donde el apoyo entre compañeros sea un pilar que ayude a reducir la presión y crear un entorno más saludable para los profesionales de la educación infantil.

Fuente Comunicae

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